Hace un par de noches mi portátil comenzó a emitir un ruido infernal, que parecía brotar de lo más hondo de sus vísceras de silicio: una combinación entre el estertor agonizante de un moribundo y la respiración trabajosa de un minero de setenta años afectado de neumoconiosis. Esta mañana, antes de las clases del master, lo he llevado a reparar, así que actualizo a salto de mata desde una especie de centro social. No esperen mucha coherencia en estas líneas, ni frecuentes posts mientras no sepa si lo del portátil tiene arreglo.
viernes, 14 de noviembre de 2008
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1 comentario:
Pobrecito...
Que le habrás hecho...
Es lo que tiene la Tecnofilia...
O debería decir Tecnorastia...
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